"Nuestro temor más profundo no es que seamos inadecuados. Nuestro temor más profundo es que somos excesivamente poderosos. Es nuestra luz y no nuestra oscuridad la que nos atemoriza. Nos preguntamos: '¿quién soy yo para ser brillante, magnífico, talentoso y fabuloso?
En realidad, ¿quién eres para no serlo? Eres un hijo de Dios. Si actúas apocadamente no ayudas al mundo. No hay nada de instructivo en encogerse para que otras personas no se sientan inseguras cerca a ti. Nacimos para manifestar la gloria de Dios que está dentro de nosotros.
No se encuentra sólo en algunos de nosotros, está en todos. Y al permitir que brille nuestra propia luz, de forma tácita estamos dando a los otros permiso para hacer lo mismo.
Al liberarnos de nuestro propio miedo, automáticamente nuestra presencia libera a otros".
Y el mensaje es muy poderoso tanto que incluso nos reta a actuar permitiendo mostrar nuestra “esencia divina” poniendo en evidencia nuestro brillo con lo que además permitiremos a otros también hacerlo como una suerte de efecto en cadena.
Desde que lo leí, “mágicamente” he sido consciente de una gran cantidad de información que tilda a la especie humana de culpable de todos los problemas habidos y por haber del planeta y entonces pienso que es difícil querer demostrar poder en esas circunstancias para qué?...para destruir? para lastimar? para dañar? Y el otro tema es la propia connotación que algunos podríamos tener con la palabra Poder, ¿qué pensamos en relación al poder? Que es bueno particularmente en adecuadas manos o que el poder independientemente de quien lo ostente igual …….corrompe.
Particularmente creo en la grandeza del ser humano y en sus inmensas posibilidades razón por la cual cada uno según su necesidad irá encontrando sus propias respuestas, y según aconseja el texto al inicio de ésta nota, conforme permitamos que aparezca nuestra propia luz.
¿Y a tí, que te parece el texto de Marianne Williamson?
CENTRO DE DESARROLLO EN SALUD
No hay comentarios:
Publicar un comentario